¿Necesitas perdonarte?
Patricia necesitaba perdonarse
“Patricia necesitas perdonarte para seguir avanzando” le dijo su psicóloga, Beatriz. Pues Patricia, constantemente se castigaba por errores cometidos en su niñez.
– Demasiadas veces nos anclamos a emociones de rabia hacia nosotros mismos por momentos de nuestro pasado donde no pudimos actuar de otra manera. El perdón no nos exime de nuestra culpa, solo nos libera de una rabia que no nos permite avanzar.
En Psicode, tratamos a muchos pacientes que necesitan perdonarse. Nuestro metodología en la terapia, no sólo consta del trabajo que hacemos en sesión, implica que los pacientes realicen tareas en casa.
Beatriz, la psicóloga, le pidió a Patricia, que escribiera una carta de perdón a su “yo niña” y ésta es la maravilla que sale desde su corazón.
Este ejercicio representa el trabajo en terapia y el camino difícil pero sanador de perdonarse.
Y tu ¿necesitas perdonarte? quizá si lees la carta de Patricia, te inspiras para sanar tu herida.
No sé muy bien cómo escribir esta carta, o qué poner,
las ideas se agolpan en mi cabeza.
Me gustaría pensar que he aprendido de aquella adolescente que fuiste,
que estoy en el buen camino para superar toda esa época
y perdonarte, por fin,
de todo lo que hiciste mal o ahora hubieras hecho de otra manera.
Sigue doliéndome pensar en esa época,
me pregunto por qué me hacía tanto daño a mí misma
y era tan autodestructiva.
Si tuviera enfrente a mi “yo de niña” le diría:
“tienes suerte, tienes una familia que te quiere, que te cuida, tenéis salud, tienes la oportunidad de
demostrarte lo que vales en las clases.No te compares con las demás porque no hay vidas perfectas,
porque donde tú ves idealización, otras personas ven problemas en sus propias vidas.
Porque donde tú ves belleza frente a la fealdad que sientes que te define,
otras se ven así mismas con mil y un defectos.
Luchas por que todo sea peor,
por confirmar contigo misma que no vales,
que no puedes,
que eres menos que las demás en todo.
Abandona ese discurso,
párate a pensar por qué lo haces
y esfuérzate por ser mejor cada día,
por estudiar, por rodearte por personas que te convienen
y quieren el bien para ti.
Lucha por tener un espacio y una voz propia en tu familia,
por no obedecer en todo
y, a la vez, lucha para no decepcionar
y, sobre todo, no decepcionarte.
Estás acostumbrándote con demasiada facilidad a castigarte,
tu forma de estar en el día a día es estar mal y te regocijas en ello,
te dices a ti misma: “¿ves? Si es que no vales.
Te cortas el pelo sabiendo que te queda mal,
vas siempre en chandal, no luchas para que te dejen salir,
de hecho, estás más cómoda en casa,
te atiborras de comida pensando que ser bulímica,
como una chica que conoces,puede ser el fin de tus problemas;
por suerte, no lo consigues y lo único que alcanzas es un mal cuerpo día sí, día también.
El tema de los chicos es aparte,
te fijas en los chulos del instituto fantaseando con que algún día estaréis juntos,
y es eso, una fantasía, porque en realidad te sientes invisible.
Y así van pasando los años de instituto y cuando toca ser, hacer, estar,
tú te pones un paso por detrás y rechazas planes,
dejas que tus amigas te mangoneen y se crean superiores a ti
y sigues pensando cada día que eres una mierda,
tus notas son mediocres y piensas que tu familia está en contra de ti,
sin ver que ellos son imperfectos
y que has caído en un chantaje emocional y una dependencia sin saberlo.
No quiero reprocharte nada,
me he cansado de la culpa y el arrepentimiento.
Claro que si estuviera en tu lugar haría las cosas de otra manera,
pero sería desde mi visión de hoy, de adulta,
lo que quiere decir que he aprendido, que me he dado cuenta de mis errores,
que me he aceptado.
No tengo una máquina del tiempo con la que pueda volver atrás
y hacer las cosas de otra manera,
pero sí te diré que, a pesar de haber sido un camino doloroso,
he aprendido y he aceptado.
Me he dado cuenta de que tengo una familia maravillosa que me quiere
y quiere el bien para mí,
lo que no significa que siempre estemos de acuerdo
o que yo, a veces, no tenga que hacer cosas con las que no estén de acuerdo,
pero las haga igualmente porque es mi vida y no la suya.
Te diré también, aunque no lo creas,
que en el camino dejarás atrás a esas que se hacen llamar tus amigas
y que te machacan y te hacen daño,
te hacen sentir insegura todo el rato y, a cambio,
conocerás personas que te quieren,
que te aceptan,
te respetan,
y que hacen que tu vida sea infinitamente mejor, que son familia.
A las primeras no las guardo rencor,
con el tiempo te darás cuenta de que te van a ayudar a saber lo que no quieres.
Las segundas son el motor, o uno de los motores de mi vida
y mi amor hacia ellas es infinito.
Esa carrera académica continuará con altibajos
y pasará de lo académico a lo laboral.
Tocarás en algún momento fondo y, sin saberlo,
ese será el punto de partida para buscar ayuda,
trabajarte y alcanzar en lo laboral lo que no sentiste ni un segundo en el instituto:
la tranquilidad, la estabilidad y el reconocimiento ajeno, pero, sobre todo, propio.
Respecto a tu aspecto y a poder gustar a los demás,
perderás la frescura de los 15, de los 16 años,
pero empezarás a preocuparte por verte bien, a comprarte cosas bonitas,
a aceptar que gustarás a unas personas y a otras no.
Pasarás baches en este sentido y el chándal y el pijama
tendrán ese carácter de amigo/enemigo,
pero te darás cuenta de que cuidarte
y que el espejo te devuelva una imagen positiva siempre te hará sentir mejor.
Respecto a tener pareja
te diré que el cuento de que chica buena conoce a chico popular del instituto,
se casan y tienen hijos no se va a cumplir,
y que conocerás a muchos chicos,
pero no te voy a engañar,
ninguno sale como esperas;
de hecho, a día de hoy no sé si he estado enamorada,
creo que no, te diré que trabajo sobre el tema
y que me obsesiona menos que antes,
pero si te soy sincera mi espinita ahí está,
aunque como quizás la felicidad no debe estar sujeta a tener pareja,
trato de disfrutar de lo que me da la vida hoy, que es mucho.
No hay un camino perfecto, recto o sin piedras,
la aceptación de lo que eres,
de la adolescente a la que te diriges hoy
empieza a hacerse un hueco más grande cada día,
o, por lo menos, trato de que así sea.
Quiero decirte que has hecho cosas mal y has cometido errores,
pero en el futuro no caerán en saco roto
y puede que ayuden a construir a una Patri mejor.
Si te sientes identificada/o con Patricia, y crees que necesitas perdonarte, prueba a buscar un día para tomarte tu tiempo y escribirte a ti mismo una carta.
Todos en algún momento hemos cometido errores, posiblemente tu también necesitas perdonarte. Esta tarea, suele ser algo más habitual de lo que pensamos, a medida que avanzamos en este vida, vamos entendiendo que hemos tomado decisiones equivocadas. Aprender de ellas y perdonarnos es un paso muy importante para sanar heridas emocionales.
Si tienes dificultades para perdonarte, puedes pedirnos contactarnos y te ayudaremos.
Las sesiones de terapia ayudan a que realices este proceso.
y tu ¿necesitas perdonarte?
Por supuesto que necesitas perdonarte