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Gracias a ti María por tu opinión

Hemos recibido este comentario en una de nuestras entradas y hemos decidido publicarlo como entrada independiente, esperemos que os guste.


“Llegué al instituto Psicode por recomendación de un familiar que había asistido a terapia y que me habló muy bien de él.

Hacía unos años que padecía crisis de ansiedad que no eran muy fuertes ni continuas, pero que hacían que mi calidad de vida no fuese del todo buena.

Mi médico me trataba con pastillas que cortaban los síntomas, con lo que me encontraba mejor, pero el cuadro seguía ahí.

Yo misma me explicaba mi situación debido al exceso del trabajo y a los problemas que acontecen diariamente en relación con el trato con los compañeros.

Mi vida familiar era buena. No sabía identificar el problema. Incluso un año antes de acudir al Instituto habían cesado aparentemente las crisis y había dejado la medicación sin problemas, cosa de la que me sentía bastante orgullosa.

El problema es que el pasado verano que tuve que enfrentarme a una intervención quirúrgica repentina. En el mes y medio de baja me sentía triste y vulnerable.

Al volver al trabajo comenzó otra vez la sensación de ansiedad. Mi médico me diagnosticó de un cuadro de depresión y me propuso tratamiento con antidepresivos.

No me negaba a la medicación, pero sabía lo que era un cuadro depresivo por haberlo presenciado en otras personas, y los síntomas no encajaban del todo.

Así que decidí probar una terapia psicológica que también está indicada en estos cuadros. Ya habría tiempo para las pastillas si no daba resultado. Y en el Instituto me encuentro con Vanessa.

Desde la primera vez que hablamos yo creo que ya sabía perfectamente lo que me estaba pasando porque en las siguientes sesiones las preguntas iban dirigidas a confirmar la fuente del problema.

Y el problema venía de bastante atrás. A pesar de ser una persona muy luchadora, y haber alcanzado todo lo que me proponía tanto en lo profesional como en lo privado, tenía un fallo en mi carácter que hacía que ante cualquier ataque en el trabajo, en vez de responder de manera asertiva y defenderme con argumentos, prefería permanecer callada y actuar de manera pasiva, sin luchar.

Eso generaba falta de autoestima, inseguridad y sentirme mal. Vanessa me dio las armas primero para entenderlo y luego para enfrentarme a los problemas no escondiéndome y aguantando de manera estoica, sino respondiendo de manera educada a los retos y defendiendo mí trabajo. Me propuso una nueva manera de relacionarme con los demás.

En cuatro meses la tristeza ha desaparecido. He bajado la dosis de ansioliticos y estoy en periodo de retirada porque ahora ya sé dónde está el problema.

Cuando las circunstancias de la vida me sean adversas y me sienta mal ya sé que tengo que colocarme las gafas de color rosa para relativizar las cosas. ¿Verdad, Vanessa?

Y cuando sienta algún ataque ya sé cómo defenderme para no sentirme mal y para que no vuelva a aparecer la ansiedad.

También fue muy importante que me hiciera comprender que la idea de cambiar de trabajo se debe tomar por razones personales; para mejorar o bien económicamente, o por comodidad de cercanía, o porque sea una oportunidad para crecer, no por pensar que en otro lado todo va a ser todo de otra manera, porque si reproduces los mismos patrones de conducta puede que con el paso del tiempo te encuentres en la misma situación.

Me dio las armas para relacionarme en el mundo laboral de una manera sana.
Y lo más importante fue el trato de Vanessa, tan profesional y tan cariñoso.

No tengo manera de agradecerlo. Solo decir gracias, gracias, gracias”

Im feliz
Puedes pedir una cita en el 910000209

 

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  1. Yo estuve un par de años con ansiedad antes de recurrir a Vanessa y ahora, después de cinco meses puedo decir (muy contenta) que estoy totalmente bien.
    Como todo el mundo que va al psicólogo recurrí a ella porque no podía más. Mucha gente no entiende que aunque tus amigos y familia te quieren, no son profesionales y no pueden darte técnicas para enfrentarte bien a estos problemas. Yo flipé de lo rápido que podía superarse algo que te hace sufrir tanto y estoy encantada de tener la cabeza despejada y estar feliz.
    Además, al principio estaba un poco cerrada porque había ido a un psiquiatra y me había salido muy mal la cosa, pero con Vanessa ha sido otro mundo, es súper comprensiva, no juzga nada y trasmite mucho buen rollo. Muchas gracias!

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